Poema Amanecer de Otoño
de Antonio Machado
Una larga carretera
entre grises peñascales,
y alguna humilde pradera
donde pacen negros toros. Zarzas, malezas, jarales.
Está la tierra mojada
por las gotas del rocío,
y la alameda dorada,
hacia la curva del río.
Tras los montes de violeta
quebrado el primer albor:
a la espalda la escopeta,
entre sus galgos agudos, caminando un cazador.
Y ese poema inspiró esta composición:
Hizo mucho viento. Tanto que sonaba a mar. Los árboles se movían enloquecidos, la tierra se levantaba, tierra de sequía, y los frutos ya secos, vacíos, comidos por algún animal escondido lo cubrían todo. Yo me puse a barrer, el otoño siempre hay que barrerlo para empezar el invierno.
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